El perreo de Hannah Montana

Enviado por:  NÚRIA NAVARRO / Barcelona. España

Norteamérica sigue sin recuperarse del perreo ('twerk', en inglés) que Miley Cyrus se marcó a pie de bragueta del cantante Robin Thicke en la gala de los premios de la MTV, el pasado domingo. A base de rozamientos de entrepierna con un dedo de 'spandex' -de esos que sirven para animar a los equipos de béisbol- y de la agitación del pandero a lo 'Gandía Shore', fulminó definitivamente a la adorable Miley Stewart de 'Hannah Montana', la serie de culto de Disney Channel que le dio fama, ante un público familiar preparado para una teta de Lady Gaga y poco más. Hasta la hipersexual Rihanna, que estaba en la sala, se quedó boquiabierta al ver sus meneos de club de carretera. Pero ella, como si nada. Esta semana se ha prestado a una sesión de fotos lúbricas y ha colgado en Twitter: "Mi presentación ha generado 306.000 tuits por minuto. Eso es más que la Superbowl".


En Hollywood, siempre proclive al cotilleo, cuentan que Miley y su novio, Liam Hemsworth, tuvieron una acalorada discusión la víspera de la gala sobre la coreografía de 'We can't stop', el 'single' de 'Bangerz', su último disco. Él optó por no asistir al sarao. Y ella, tras el rejoneo, se subió al escenario y culebreó la lengua y las nalgas más de lo que estaba previsto. Sea como sea, el escándalo está dando de sí. Ha trascendido que a la madre de Robin Thicke casi le dio un ictus. Y hasta que el creador del dedo de espuma, un lustroso caballero llamado Steve Chmelar, ha puesto el grito en el cielo por el indecoroso uso de su invento.

Escándalo calculado

¿Qué la ha pasado a la tierna Miley? ¿Se ha desnortado tras perder la inocencia en los platós? ¿La fama le ha robado el sentido de la medida? Quizá. Pero es razonable pensar que su bochornoso perreo es una calculada treta de la industria ante la salida de Bangerz el próximo octubre. En una época en que todos exponen todo, hay que sobreexponerse. Si has encarnado unos valores conservadores apropiados para la juventud, conviértete en una pelandusca. Se trata de impactar, y Miley ha logrado la versión 2.0 del 'shock' que produjo Joselito cuando España descubrió que era un mercenario en Angola y que consumía sustancias prohibidas. No hay que olvidar que Miley está en manos de Larry Rudolph, el hombre que construyó la reputación de Britney Spears -otra 'teen' descarriada-, y que los productores de 'Bangerz' son Pharrell Williams y Mike Will Made It, dos máquinas de fabricar 'hits' de hip hop tabernario. El resultado, de momento, es que 'We can't stop' no para de sonar y que en EEUU se habla más de Miley que (tristemente) de Siria.

Asuntos de familia

Mientras, ella y su familia le quitan hierro a la cosa. Su padre, Billy Ray Cyrus, autor del pegadizo himno country 'Achy breaky heart' y coprotagonista de 'Hannah Montana', lejos de tirarle de las orejas, la respalda. "Sigue siendo mi niña y yo aún soy su papá sin importar cómo se rija este circo que llamamos espectáculo", ha dicho.
Tampoco sorprende. Destiny Hope -lo de Miley viene de Smiley, porque de niña siempre sonreía- ha sido la principal fuente de ingresos de los Cyrus desde que ella tenía 11 años y la llevaron al 'casting' de Disney. Entonces, los ejecutivos del canal dijeron que la nena estaba verde y recomendaron que regresara a la granja de Nashville, donde nació en 1992, y a los libros de sexto curso. Pero aquel plan, según cuenta ella en sus memorias, 'Miley to go' ('La vida por delante' se tradujo aquí), era un verdadero infierno. Al parecer, fue víctima de acoso escolar y llegó a considerar a su "sándwich de pollo" como a su "mejor amigo". Su madre, Tish Cyrus, incluso la apuntó a un equipo de animadoras para romper su aislamiento.
Así que cuando llamaron los de Disney, que al final hicieron la vista gorda a la inmadurez de Miley porque, dijeron, no encontraron a otra que amara "cada minuto de vida" como ella, el clan no se lo pensó más y puso rumbo a Hollywood. En el 2006 se empezó a emitir la serie y, a partir de ahí, a sumar. Primero flases y dólares. Y después fiestas en compañía de otras adolescentes muy cucas -la modelo Cara Delevingne, por ejemplo-, tonteos con las drogas, tatuajes (14) y chicos. Entre ellos, Nick Jonas, de los Jonas Brothers, cuya ruptura está inventariada como "uno de los momentos más difíciles" de su vida. Luego llegó el modelo Justin Gaston y, más tarde, durante el rodaje de la película 'La última canción', conoció al que se convertiría en su "gran amor", Liam Hemsworth (cuñado por cierto de Elsa Pataky). Ambos tienen planes de boda, o los tenían hasta la gala de la MTV.
A sus baqueteados 21 años y en un panorama musical en el que las cantantes venden el alma por ocupar el trono en el que se sentó un día Madonna, Miley no está para remilgos. Primero se cortó la melena caoba, y ahora, el recato.




 
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